Carta a los hermanos de la
Esperanza de Triana. Triana,
15 de abril de 2017
Queridos hermanos:
Ante los lamentables hechos
acaecidos en nuestra Estación de Penitencia la pasada Madrugada, para poner en
peligro la integridad y seguridad de nuestro cortejo y de sus componentes y
sembrar confusión y pánico entre los miembros de nuestra cofradía y el público,
la Hermandad de la Esperanza de Triana desea expresar su más enérgica repulsa
al vandalismo de quienes han querido herir a nuestra Hermandad en su más
profunda esencia, el culto externo, tratando de impedir la culminación de
nuestra Estación de Penitencia.
Como Hermano Mayor, en nombre
de la Junta de
Gobierno, quiero transmitiros mi gratitud profunda por el testimonio que
nuestra Hermandad ha dado la pasada Madrugada. Ejemplo de Hermandad, de
compromiso evangelizador, de autenticidad, de unión, de devoción y de fe, con
mayúsculas, sobreponiéndose con entereza en las adversas circunstancias que se
estaban produciendo a las sucesivas acometidas que hemos sufrido y perseverando
fielmente en el propósito que nos anima: rendir culto público a Dios y a su Santísima
Madre, en las advocaciones del Santísimo Cristo de las Tres Caídas y de
Nuestra Señora de la
Esperanza.
Siento legítimo orgullo de
cada uno de los integrantes de la
Cofradía , por vuestra actitud y vuestra entereza, por cómo
habéis reaccionado ante tanta dificultad, volviendo a la normalidad, bajo el
anonimato de vuestro antifaz, que habéis sabido custodiar en la incertidumbre y
en el desconcierto como nazarenos; orgullo de nuestros hermanos más pequeños,
nuestros niños, el gran tesoro de nuestra Hermandad, por la lección que nos han
dado a muchos enseñando que vestir la túnica nazarena no es un juego. Orgullo
de todos: los hermanos integrantes de la Banda San Juan Evangelista, que han sufrido con
particular intensidad las primeras acometidas, de la Banda del Santísimo Cristo
de las Tres Caídas, de nuestras cuadrillas de costaleros, de nuestros acólitos
y monaguillos, de los diputados de tramo y responsables de la cofradía y del
equipo de auxiliares que nos acompaña. Quiero mencionar expresamente a los
hermanos que han sufrido algún tipo de lesión de cualquier naturaleza por los
hechos acaecidos, a ellos mi gratitud, mi afecto, mi solidaridad y mi deseo de
una pronta recuperación.
No puedo olvidar tampoco a la Banda de Música Santa Ana de
Dos Hermanas que acompaña al paso de Nuestra Señora de la Esperanza. Todos ,
todos sin exclusión, habéis dado un testimonio prístino, diáfano y rotundo de
la autenticidad de la fe que profesamos y públicamente manifestamos como
corporación nazarena.
Quiero, por último,
transmitir un mensaje de sosiego, de calma, de serenidad y de confianza. Porque
sé que nuestra ciudad, nuestra Sevilla y nuestra Triana, no se van a dejar
intimidar por los bárbaros que pretenden inocular miedo. Porque estoy
persuadido de que nuestras autoridades sabrán dar la respuesta necesaria a
estos ataques y convencido de que los hechos serán pormenorizadamente
analizados para adoptar las medidas necesarias.
Mi solidaridad, asimismo,
hacia todas las queridas Hermandades de la Madrugada que se han visto afectadas, junto con
mi felicitación por culminar con éxito su Estación de Penitencia.
Nuestra Hermandad hoy se
siente más Hermandad, más auténtica, más viva y más comprometida. Gracias por
la lección que habéis dado, gracias de corazón por vuestro testimonio y vuestra
ejemplaridad, llevando el amor y la dulzura de nuestro Cristo Caído y el caudal
infinito de Esperanza que mana de sus ojos negros para dar testimonio de
nuestra fe y de nuestro amor por Ellos por las calles de Sevilla y de
Triana. Eso es lo que nos hace grandes como corporación que encara con ilusión
su sexto centenario. Y en Ellos se resume nuestra Verdad. Una verdad con
mayúsculas porque es la verdad de la salvación y del Evangelio. Un
afectuoso abrazo de vuestro Hermano Mayor, Alfonso de Julios.