
El
sábado, a primeras horas de la mañana, sale desde la Parroquia la carreta de
plata de la Hermandad, portando el Simpecado de la Divina Pastora, acompañada
de miles de romeros y cientos de caballistas, ataviados con trajes típicos, que
convierten a este culto externo de la Hermandad, en la celebración más
multitudinaria y afamada de la comarca. La comitiva se encamina hacia el
Santuario, entre el entusiasmo de los pastoreños, el canto de sevillanas, y las
oraciones, como el Ángelus, en Martín Rey, y la Salve, al paso por el río Viar.
Una vez llegados los romeros conviven en la aldea, hasta la tarde del día
siguiente, en un ambiente festivo de confraternidad. A las 9 de la noche son
recibidas en las puertas de la Ermita, por la Hermandad Cantillanera, las
Hermandades pastoreñas de otros puntos de Andalucía que asisten invitadas a la
Romería. Posteriormente, a las 12 de la noche, tiene lugar la celebración del
Santo Rosario cantado por las calles de la aldea, en el que participan las
Hermandades pastoreñas invitadas, y que preside la Hermandad cantillanera con
el estandarte de la Divina Pastora.
A
las 11 de la mañana del domingo tiene lugar, en la Ermita, la Solemne Misa de
Romeros, punto culminante de la Romería, a la que asisten gran número de
peregrinos, y que es amenizada con cantos de la tierra por el Coro de la
Hermandad. La vuelta al pueblo tiene lugar a la caída de la tarde de este día,
iluminándose con bengalas de colores y fuegos de artificio, el paso de las
carretas por el vado del río Viar y la entrada triunfal en el pueblo, sobre las
10 de la noche. Más tarde, en la plaza principal de la villa, tiene lugar una
multitudinaria ofrenda floral de todos los caballistas que han acompañado a la
Virgen. Finalmente, sobre la 1 de la madrugada, se produce la entrada en el
Templo Parroquial, donde la imagen de la Divina Pastora esta expuesta, en el
Camarín de su Capilla, en devoto besamanos.